Su vida


Periodista latinoamericano nacido en El Salvador el 20 de abril de 1928 y fallecido en México el 22 de octubre de 1978.

En El Salvador se hizo maestro normalista y formó parte, junto con Roque Dalton, Otto René Castillo, Ricardo Bogrand, Manlio Argueta y otros autores, la Generación Comprometida.

Vivió el exilio en Guatemala donde colaboró con Jacobo Árbenz y participó en la resistencia armada contra Carlos Castillo Armas y de ahí tuvo que salir a su otro exilio: México.

Ya en México, donde estudió letras con Rosario Castellanos y Jaime Sabines, fue reprimido como periodista al defender la huelga del entonces periódico Zócalo.

René Arteaga colaboró en varios medios informativos como Excélsior, El Popular, Notitrece, entre otros y fue fundador de El Día, de la edición vespertina de El Diario de México y de la cooperativa Uno más Uno, donde escribió hasta el momento de su muerte.

Al final de sus días también fue catedrático de periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

jueves, 28 de noviembre de 2013

"No hay crudo que no sea humilde, ni pendejo sin portafolios" es una de las frases que no olvidaría Juan Lezama de su amigo René Arteaga, "Chenito", de quien no olvidó su alegría y su capacidad de sobrevivir. Juan Lezama recuerda en su columna "Bajo la rueda" el día en el que René Arteaga cruzó a nado la frontera México-Guatemala perseguido por los guardias blancos de la United Fruit Company, cuando sobrevivió en el 59 a los Kawage Ramia y cuando fue pintado por Diego Rivera junto al general Jara en el mural de la lucha por la paz.




 

Bajo  la rueda

 

Juan Lezama

 

Chaparrito él, de cejas pobladas y manos pequeñas. Hombre de bromas y charlas que con la imaginación recreaba la vida, fue reportero en serio. Siempre alegre como noche del Grito, hizo frases con pies que anduvieron más allá de aquí: “No hay crudo que no sea humilde ni pendejo si portafolios”, es un viejo ejemplo.



Murió René Arteaga, el Chenito que un día negro cruzó el Usumacinta, tras él los guardias blancos de la United Fruit. Diego Rivera lo retrató junto al general Jara en el mural de la lucha por la paz.

 


Menos gentiles fueron los esquiroles de Kawage Ramia que por poco lo matan en el 59.

 

Al recordar tristezas y alegrías, fracasos y logros, lucha y decaimiento, se sustancia como  conclusión un deseo: ojalá que alguno de mis hijos sea reportero.

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