Su vida


Periodista latinoamericano nacido en El Salvador el 20 de abril de 1928 y fallecido en México el 22 de octubre de 1978.

En El Salvador se hizo maestro normalista y formó parte, junto con Roque Dalton, Otto René Castillo, Ricardo Bogrand, Manlio Argueta y otros autores, la Generación Comprometida.

Vivió el exilio en Guatemala donde colaboró con Jacobo Árbenz y participó en la resistencia armada contra Carlos Castillo Armas y de ahí tuvo que salir a su otro exilio: México.

Ya en México, donde estudió letras con Rosario Castellanos y Jaime Sabines, fue reprimido como periodista al defender la huelga del entonces periódico Zócalo.

René Arteaga colaboró en varios medios informativos como Excélsior, El Popular, Notitrece, entre otros y fue fundador de El Día, de la edición vespertina de El Diario de México y de la cooperativa Uno más Uno, donde escribió hasta el momento de su muerte.

Al final de sus días también fue catedrático de periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

jueves, 30 de enero de 2014

Parábola del pan y de la leche es un verso escrito por René Arteaga en septiembre de 1957 y publicado por la revista Frases cuando el escritor se encontraba estudiando en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Para cuando el poema -mezcla sutil de esperanza y melancolía- fue dado a conocer, René Arteaga ya era conocido como cuentista, poeta y periodista en México y El Salvador, sin embargo buscó en la Universidad un espacio que contribuyó a la complejidad de su pensamiento, con el que era capaz de crear frases tanto alegres como tristes.


 
 


PARÁBOLA DEL PAN Y DE LA LECHE

Para Dumé

Por RENÉ ARTEAGA*

Este amanecer será otra vez sin mí;

con leche derramada

al pie de cada puerta;

con gritos finos

entre el azul del alba.

 

Pero ya no soy niño

y no debe enloquecerme más

el tintineo de los hombres

que reparten leche tibia.

 

¡Ahí viene uno!

La bicicleta camina

sobre charcos de plata.

El hombre viene cantando.

¡Claro!

Ya no soy niño…

pero…

¡eh!, ¡oiga!, ¡a usted le hablo!

No, solamente quería saludarlo.

***

Amanece otra vez.

He inaugurado la moda

de ser triste

y esconder mis manos frías

y elegantes

en mis bolsillos rotos.

 

Me toco la pierna,

¡tiembla!

Cuando yo era niño

saltaba los corrales

y robaba frutas.

¡Ah, las frutas de mi aldea!

     Siempre había un arroyo

al pie de mis banquetes.

¡Hay frutas con muchas calorías!

¡y qué lindos colores!

 

Aquí viene una.

-“¡Las naranjas brillan!”.

Es una señora de ojos negros.

¡Me gustan los ojos negros

en cada madrugada!

Me acerco

Esto bajo sus párpados.

***

¡Sí, señora!

Hay cosas muy baratas

pero a mí,

sencillamente me hacen daño.

Hay naranjas amargas

(lo digo por la cáscara),

¿me entiende?

¡Amargas!

***

Ha salido el sol.

Las calles se llenan de fuego.

Los niños van a la escuela.

¿Te acuerdas?

 Volvías a tu casa

y golpeabas con tu lápiz

el dorso de una mesa con pan.

 

Pero ya no tengo lápiz.

El mío era de madera

y el profesor de aquella escuela

     está en el cementerio

bajo una cruz azul.

***

Ha llovido mucho.

El pan tiene musgo

en las huellas de mis dientes.

Bien dicen que Dios es bueno.

Sin él, no habría madrugadas

como ésta.

 

¿Qué dice usted?

¿Verdad que es hermoso

cantarle en cada amanecer,

con una flor en la solapa,

al pan y a la leche?

México, septiembre 8 de 1957.

* R.A. Cuentista, poeta y periodista salvadoreño. Destacado estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.N.A.M. Estimado colaborador de FRASES.
 
http://es.scribd.com/doc/203577823/Parabola-del-pan-y-de-la-leche

No hay comentarios.:

Publicar un comentario